domingo, 28 de septiembre de 2014

Llenate de experiencias

Staring at the blank page before you. Open up the dirty window, let the sun illuminate the words that you could not find. Reaching for something in the distance, so close you can almost taste it. Release your inhibitions; feel the rain on your skin! No one else can feel it for you, only you can let it in; no one else, no one else can speak the words on your lips. Drench yourself in words unspoken, live your life with arms wide open. Today is where your book begins: The rest is still unwritten...
 
Ignoremos el hecho de que la canción es intro de The Hills. No va al caso. El tema acá es caer en la cuenta de que todos los días de nuestra vida son una nueva oportunidad de hacer eso que nos encanta. Y no siempre tiene que ser algo a gran escala, o mejor dicho a lo que es llamado gran escala. Porque todos somos distintos, todos queremos cosas distintas, entonces lógicamente nuestras escalas de algo grande o chico están graduadas de manera diferente. En mi caso, mi gran meta de la vida es ser feliz. Ser feliz sin que eso implique la infelicidad de terceros. Ser buena gente. Hacer algo grande. Y con algo grande, en mi escala, me refiero a hacer algo que me llene el alma. Eso capaz un día implica irme de viaje al Congo y ofrecerme de voluntaria para construirle casas a gente que lo necesita, y tal vez otro día sólo es pasear a mi perro por el parque acompañada de un buen libro.
Hace un tiempo me puse a pensar en que el día de mañana, si llego a vieja, voy a ser una Abraham Simpson cualquiera, super hartante con historias viejas. Pero bueno, mi consejo siempre va a ser un simple "llenate de experiencias". Viví todo lo que tengas que vivir. Todo lo que tengas GANAS de vivir. Conectate con gente que no sea de tu entorno. Conocé todas las realidades. En particular, creo que todo sirve de experiencia, y en la vida mientras más experiencias vivas más rico sos, más puntos de vista distintos conocés, y eso, de a poco, te abre la cabeza.

"La experiencia, tanto de logros como de fracasos, nos deja lo más simple y radical de la vida: la experiencia de lo contingente. De lo vulnerable que es la vida. La fragilidad. Eso que los antiguos llamaban la experiencia de la finitud: el saber que se vive pero podría haberse no vivido. Y es esa fragilidad, en ese descubrimiento de la vulnerabilidad de la vida, es allí como uno se reconcilia con ella.
(...)
La experiencia no nos permite solucionar problemas, pero sí encararlos hasta padecerlos también nosotros. Porque la experiencia, paradójicamente, no se hace, se padece. No es lo vivido por nosotros, sino más bien en nosotros, en nuestro propio corazón. La experiencia nos transforma. No sé si a todos por igual. Hay quienes son más sensibles que otros. Porque cuando la experiencia es honda es una metamorfosis. Lo que ya se conocía, lo que se afirmaba hasta ese momento, de alguna manera muere. La experiencia es la marca de las transformaciones que nos han sucedido, por el amor, el desengaño, las traiciones y fidelidades, el dolor, la gratitud. Siempre es subjetiva, no puede probarse, su valor es únicamente testimonial, porque sólo la información se constata, no la experiencia. La transformación sucede bajo tierra, por así decirlo. Se expresa, se la siente en los actos que van jalonando una vida, en los rasgos de los rostros, en ciertos gestos en que aparece el alma." Ernesto Sábato - España en los diarios de mi vejez.